domingo, 16 de octubre de 2016

PANORÁMICA DEL BOSQUE DE VALSAÍN.







El Pinar de Valsaín, subiendo a la Pradera de Siete Picos. Esta panorámica la tomamos en la ruta de El Prado de Luis a La Senda Herreros. Una de estas sendas maravillosas que nunca olvidas, y que es única e inolvidable. Fuimos a finales de primavera, y nos sorprendió el mar de nubes o nieblas en la provincia de Segovia. Este es uno de los bosques de Pino Silvestre mejor conservados del mundo, con varios premios europeos a su conservación, y a su labor de desarrollo sostenible de este bosque. Una enorme masa de pinos, tapiza este Valle, a las faldas del Montón de Trigo y Los Siete Picos, por un lado (a la izquierda de la foto, junto con la Mujer Muerta detrás), y por el otro lado, el gran murallón del Macizo de Peñalara. Como se puede ver, está muy bien protegido por estas montañas, y es un lugar imprescindible en la agenda de todo montañero. En la Sierra Norte de Guadarrama, en tierras de Segovia.

jueves, 13 de octubre de 2016

AMANECE POR LA MALICIOSA DESDE LOS MOLINOS.







Amanecer desde Los Molinos. Espectacular amanecer sobre La Maliciosa, un día de invierno. Entre los paisajes rojizos de los amaneceres en la Sierra de Guadarrama,   a finales del invierno,  suelen ser muy bonitos, cuando las nubes  se entreponen entre el sol que aparece poco a poco por el este, y las montañas situadas hacia esa situación como La Maliciosa y La Peña del sol desde Los Molinos. La posición de las montañas varía dependiendo desde donde las estemos mirando, y por lo tanto, podemos disfrutar del mismo amanecer, con distintos componentes ,  y nunca terminaríamos. Así pues, normalmente, desde los pueblos serranos, cada observador suele tener ya una idea de por donde sale el sol, y de si va a haber un amanecer bonito, a veces solo con abrir la ventana. Porque ya ir a buscarle en zonas que conoces menos, como en las montañas, aunque sean cercanas, supone un madrugón considerable, y subir varias veces para aprender por donde sale el sol exactamente, en ese lugar, y a que hora lo hace. Claro está, que si lo consigues, la foto será espectacular y probablemente inolvidable. Algunas de estas también tenemos, de cuando hemos ido a dormir a las montañas en verano, o de cuando hemos madrugado mucho precisamente para ir a ver amanecer en un sitio concreto que le tienes ganas como hicimos nosotros al hacer la ruta a La Laguna de Peñalara. Todo lo que te hace feliz, generalmente, tiene su sacrificio y cuando lo consigues eres la persona más feliz del planeta.

viernes, 30 de septiembre de 2016

LLEGA EL OTOÑO EN LA SIERRA DE GUADARRAMA.



Llega el otoño en nuestra querida Sierra de Guadarrama, los primeros síntomas de esta preciosa estación se manifiestan en nuestros prados y dehesas, en las riberas de los ríos, en los cambios cromáticos de los arbustos. La primera sensación otoñal es de tristeza, el cambio del verano al otoño, envuelve la atmósfera de menos luz solar, menos horas de día y más de noche, irán bajando poco a poco las temperaturas, y vuelven las lluvias, pronto veremos ver correr los arroyos de nuestras montañas...pero, todo esto no ocurre de un día para otro, mientras llega, mientras se ponen verdes las praderas y vemos caer las hojas, nos tenemos que ir habituando a estas cosas poco a poco. No se porqué la melancolía nos atrapa, cuando vemos caer las hojas, cuando viajan mecidas por el viento a través de los bosques, pero es una sensación entre bonita y triste. Pero finalmente, cuando todo ya está en su sitio y el cuerpo humano ya lo ha asimilado, llegan los colores, el cambio cromático y la variedad de especies de árboles y arbustos que llenas de contraste nuestros rincones, y de tonos cálidos  los paisajes.
Yo no acierto a imaginar una vida sin otoño, una vida en la que no se renueven los ánimos, se cambia el pelo, y las hojas en los árboles, el bosque se duerme mientras espera pacientemente la llegada de la próxima primavera y de la vida nueva renovada en plantas y animales. Es necesario este parón en la naturaleza, que nosotros vemos en nuestra ignorancia como un cambio de colores y bellos paisajes, pero es un cambio que va mucho más allá de nuestras sensaciones humanas, para los animales y plantas. Las hojas caídas y de color marrón, cubren los suelos de los bosques caducifolios, de los robledales  sobre todo. Y todo vuelve a comenzar, los primeros arroyos comienzan a inundar las praderías y las hojas, se amontonan y pronto, empezarán a llenar de vida a los animales pequeños que se mueven en la hojarasca. El frío renueva la atmósfera y se respira el olor ese tan peculiar que las gentes que vivimos en los pueblos serranos conocemos bien, el olor a frío, por último, los últimos frutos silvestres que quedan en los arbustos, como las moras, las majueletas, los escaramujos e incluso las endrinas, entre otros, ponen la nota de color en el bosque y en las zonas despejadas del robledal, de ellos se alimentarán en los peores días del otoño e incluso del invierno, los animales que viven en este lugar, a veces tan bonito y a veces tan hostil.
Si logramos ver todo esto como una maravilla de la naturaleza y no como un reclamo turístico,  entonces lograremos entender porque es tan importante esta estación, tan bonita y tan especial.  Y así al ver un enorme Acebo cargado de bolitas rojas, que habrá tardado muchísimos años en desarrollarse, será una auténtica joya de la naturaleza y por último, cuando veamos un boletus edulis no solo veremos una seta comestible, exquisita sino también otra maravilla de la naturaleza que también tiene su función en ella.
Las fotos otoñales son de las Dehesas de Los Molinos, un lugar mágico, poco conocido, y lleno de encanto  en esta época del año.

viernes, 23 de septiembre de 2016

FORMACIÓN DE BRUMAS Y NIEBLAS EN LAS DEHESAS DE LOS MOLINOS.

                                              




Caminando por el Camino de Las Cuevas en Los Molinos, a finales de primavera, íbamos en busca de los pocos Narcisos de Roca que habían salido ya. Éramos pocos ese día, y recuerdo que había llovido mucho en esos días. Todo estaba muy húmedo, y el día estaba fresquito. Así que caminando sin mucho que contar, de repente una niebla empezó a brotar de entre los prados de las Dehesas de Los Molinos. Era como una bruma que salía del suelo, no eran nubes bajas o nieblas. En un abrir y cerrar de ojos, vimos ante nuestra mirada atónita como se formaban estas brumas o nieblas bajas de la nada. No estaba nublado del todo, no estaba despejado del todo, y de repente... la magia surgió. Un poco de sol que calentaba el suelo, helado y húmedo, y empezó a evaporar poco a poco y se formaron estas preciosas nieblas en los prados y dehesas de Los Molinos que nos dejaron alucinados de bonito que se puso el día de repente. Es lo que tiene salir a la montaña, en la primavera, que ocurren cosas que ni siquiera imaginas, y te vuelves a casa contento con la sensación de haber visto algo único, un paisaje maravilloso de esos que no se ven todos los días. Estación cambiante, fríos los campos, escarcha en sus hierbas, pero nunca esperas que vaya a sorprenderte en este caso el tiempo y los efectos meteorológicos que se dan en la Sierra de Guadarrama, a cada momento.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

LUZ Y COLOR DE LA PRIMAVERA EN LA SIERRA DE GUADARRAMA.


Hace mucho tiempo que no escribo en el blog, la vida te lleva por delante sin pausa, y siento que a veces se me va la vida en ello. Han sido unos meses tan intensos, sin apenas tiempo para respirar, muchas rutas, muchos paisajes y  un montón de cosas que contar. Puesto que ahora me es imposible hacer reportajes tan largos y completos, sobre las rutas o sobre cualquier cosa, y esperando el momento que nunca llega de escribir o de mostrar un paisaje que me ha llamado la atención, he decidido, no encasillarme ni obligarme a hacer cosas que no quiero o no puedo hacer. Así que voy a ser a partir de ahora, como soy yo, libre como el viento y publicar dejándome llevar por mis impulsos que siempre me ha ido bien,  y siempre siendo fiel a mi mismo y a lo que siento en cada momento. Dicho esto, quiero publicar más, aunque sea un paisaje solamente, él reflejará mi estado de ánimo en cada momento,  y si otro día puedo y tengo necesidad de hacer otra cosa eso haré. Necesito ser yo mismo y sentirme libre para publicar lo que me apetezca, sin ningún reglamento. Dicho esto, mirando las fotos de los paisajes vistos y vividos en esta primavera pasada, sin darle muchas vueltas,  a primera vista me he enamorado de esta foto que surgió en un paseo por La Peña del Sol, con una luz maravillosa y un colorido impresionante.



Siendo fiel al impulso que me llevó al título de mi blog,  esta foto, y más ahora cuando la estoy publicando casi en Otoño, me hace recordar lo bonita que es la primavera,  y la luz intensa y limpia que tenemos casi siempre en la Sierra de Guadarrama en esta estación, pero sobre todo , me hace recordar por que me enamoré de esta sierra, y de este lugar, por estos colores tan maravillosos que tienen sus prados,  y sus montañas, entre otras muchas cosas. Ahora veo todos los días este mismo paisaje, casi acabado el verano y están todos ellos secos, sin color, sin agua y sin flores, el contraste es tan grande que me hace sentir melancólico, y también un poco deseoso de volver a ver estas praderas así, aún entendiendo que la naturaleza tiene su ciclo, y que esto es normal, no puedo olvidar estos colores retenidos en mis ojos desde mi estación preferida la primavera.

domingo, 20 de marzo de 2016

RUTAS DE PRIMAVERA DE EL PRADO DE LUIS 2016.



Las Rutas de Primavera de El Prado de Luis de este año 2016, son una propuesta meditada que pretende mostrar al participante a través de un paquete de 11 rutas guiadas e interpretadas, toda la explosión de los paisajes guadarrameños en esta preciosa estación que estamos a punto de comenzar. A través del tiempo, semana a semana visitaremos los lugares más espectaculares de la Sierra de Guadarrama en cada momento. No se debe mirar esta propuesta como algo individual, como rutas aisladas unas de otras, sino más bien como un entramado de momentos en los que entender mejor la naturaleza en esta zona, en los que profundizar un poco más de un simple paseo deportivo por los caminos del Guadarrama. Así, empezaremos las rutas de primavera bien entrado Marzo, justo antes de entrar en la primavera astral, en la estación propiamente dicha, visitando la explosión de color en miniatura de una especie endémica de la península ibérica, muy abundante en la Sierra de Guadarrama, que brota antes de que empiecen los brotes de los robledales  y salgan las hojas.
Son los Narcisos de Roca, una preciosidad en miniatura que por suerte, es muy abundante en Los Molinos en una zona en particular aunque los podemos ver en muchos sitios, cerca siempre del granito, en las rocas  o muy cerca de ellas, incluso a veces en las grietas entre unas y otras, con poca tierra, resguardados de los vientos dominantes y mirando siempre al sur, al sol, forman ramilletes muy hermosos de estas flores diminutas y frágiles que sin embargo son luminosas y muy hermosas, de color amarillo. Escribo esto cuando ya la hemos realizado, un día gris y lluvioso como siempre pues estas flores son tan tempranas que casi siempre las vemos con mal tiempo al no haber llegado los días templados de la primavera todavía.

A cambio, los arroyos saltarines y rebosantes nos alegraron el día, dando muestra de la belleza de los lugares donde se encuentran estas flores, y de paso, también pudimos disfrutar de otra especie de la misma familia, también muy bonita como los Narcisos pálidos, igualmente rupícola pero además se pueden ver en las praderas clareadas de los robledales, debajo de los cambroños y también en ramilletes llenos de flores amarillas un poco menos intensas que las de los de roca.

Desde un principio, pensé que la primavera en la Sierra, es algo más que floraciones de distintas especies, no se entendería las praderas verdes, llenas de flores sin los encharcados manantiales de las zonas altas. Cuando a los prados y dehesas llegan las aguas filtradas en los roquedos de las más altas cimas saturando el suelo de agua, en las zonas altas, los ríos y arroyos de montaña, recogen de los manantiales más altos sus aguas frías y cristalinas de la nieve acumulada en las cumbres, en pleno deshielo.


Este hecho evidente que todos los años ocurre, fue el que me llevó a proponer la segunda ruta de primavera, en las que vamos a visitar en la cuenca alta del río Manzanares la zona conocida como Los Chorros del Manzanares. Años de espera para conocer este paraje, me llevaron a ansiar su visita, y una vez que lo conocí, me enamoré de este hermoso salto de agua, vertiginoso y ruidoso salta el Manzanares salvando bloques enormes de granito, erosionado en las zonas donde el río se encajona entre salto y salto,formando preciosos rápidos y pozas inverosímiles típicas de las zonas graníticas.  Por eso son chorros y no cascadas, casi se podría decir que es un eterno sin fin de saltos de agua y pozas, en caída libre hacia la zona de La Charca Verde, donde el cauce se vuelve a insinuar entre bloques de granito  hasta volcar a la conocida charca tan utilizada por todos, y destrozada en verano por unos pocos desaprensivos, recientemente prohibido el baño para próximos veranos, por fin alguien puso algo de cordura al asunto.



No se me ocurre mejor momento que en este mes de marzo, final del invierno  comienzo de la primavera para visitarlo y compartir este lugar con otras personas amantes de la naturaleza que alucinen con nosotros al ver lo bonito y maravilloso que es el río Manzanares en su cauce alto. Nada es lo que parece y el que piense que este río no es merecedor de la capital es que no le conoce en su zona alta, donde nace, antes de enjaularle definitivamente en el Embalse de Santillana en Manzanares el Real.


Caminar por el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama por los caminos de La Pedriza es una experiencia única , siguiendo el río Manzanares por el borde occidental de este espacio te da la posibilidad de ver este maravilloso paraje desde fuera, muy cerca, pero desde fuera de toda esa maraña de piedras que se enreda en un sin fin de valles abruptos y laberintos de rocas  único en el mundo.
Dejamos ya el espacio protegido de La Pedriza, ahora Parque Nacional con la máxima figura de protección que existe, para hablar sobre la tercera ruta propuesta, en el corazón del Parque Nacional, para seguir ahondando en la idea del deshielo en el Guadarrama, intentando entender la importancia que tienen nuestras montañas y la relación directa que hay entre ellas, y el ciclo del agua que es el que da la vida a todo en  la zona.
No es solo la sierra el pulmón de la capital sino también es donde se recoge el agua necesaria para vivir en toda la comunidad, sin ella no podríamos sobrevivir más de 6 millones de personas que vivimos en Madrid. Todo esto no sería posible sin las precipitaciones que se producen en las montañas y especialmente las de nieve, en las zonas más altas del Guadarrama, como el Macizo de Peñalara o la Cuerda Larga por ejemplo. Por todo ello, y por la importancia que tiene, pensé en visitar el macizo de Peñalara, en la zona de la Laguna grande, donde podremos observar el deshielo primaveral de este enclave maravilloso. Este lugar es especialmente bonito en el final de la primavera. La Laguna está a más de 2000 mts de altitud a los pies del Circo glaciar de Peñalara, y recibe toda la nieve de la cuerda del Macizo de Peñalara y sus cornisas y de la zona del circo y la Laguna, nieve que se deshiela y va parar a la Laguna en su totalidad.
Como podría yo explicar lo que yo sentí cada vez que fui a este lugar en pleno deshielo. Es un lujazo poder ver insitu, como se forman los arroyos en la cabecera del Lozoya, vas caminando por la nieve aún sin derretir del todo, y escuchas como corren los torrentes primero y arroyos después por debajo de ti, dependiendo de cuando vayas, estarás caminando por encima de ellos con más de un metro de nieve por encima, La Laguna helada o medio deshelada, agua por todos los lados, nieve, hielo, cascadas en las paredes del circo, y por debajo en la hoya del Toril o de la Laguna grande, en el lugar en el que el glaciar arrasó todo a su paso, unos meandros en el arroyo preciosos forman turberas donde el agua no corre apenas o lo hace muy despacio. Un espectáculo maravilloso digno de ver, de escuchar y de sentir bajo tus pies. Si vienes a esta ruta, saldrás lleno de vida y lejos del estrés, tras haber vivido de cerca como se forman estos regatos, y arroyos que más tarde formarán junto con otros el río Lozoya.
La sensación es de haber estado en el lugar donde se forma todo en Madrid, vivir tan intensamente y tan cerca de los elementos principales de la naturaleza, te hace sentir feliz. Todo esto fue lo que me llevó a programar esta ruta, aunque es difícil acertar el momento más adecuado para hacerlo, dando por sentado que vayas cuando vayas va a ser diferente pero muy interesante la ruta siempre. En estos últimos años no hice esta ruta porque me centré más en las floraciones, pero, llevo tiempo dándole vueltas a este tema del deshielo y este año por fin, me he decidido a hacerla a primeros de Abril. Esta fecha puede ser un problema para el desarrollo de la ruta, al ser demasiado pronto este año, por la gran nevada que ha caído en el mes de Marzo, pero veremos en que estado está finalmente la zona para ver el deshielo.


Desde la nieve de Peñalara y el deshielo en la Laguna, justo debajo del techo de Madrid, para realizar la siguiente ruta nos vamos a bajar a los pueblos serranos, a buscar las sensaciones que nos van a provocar las floraciones masivas que empiezan a producirse en las zonas más bajas de la sierra. Dehesas y prados ya comienzan a recibir el fruto de las nieves y el deshielo, y también del agua que viene con la primavera, al subir poco a poco las temperaturas. Cuando apenas la primavera acaba de comenzar, en los prados y dehesas de la Sierra, comienza bullir la vida. En la Dehesa de Guadarrama, todo esto sucede muy pronto. Estamos a unos 900 metros de altitud, en medio del casco urbano donde la dehesa municipal ha logrado sobrevivir a las urbanizaciones y al progreso de los pueblos como el de Guadarrama.


Desde siempre me han llamado la atención las primeras floraciones en estos prados, que en cuestión de días se ponen amarillos. tapizados por esas primeras flores amarillas que, todas ellas juntas forman una alfombra mágica de flores. Ya llevamos en El Prado de Luis varios años haciendo esta ruta, y siempre ha resultado muy gratificante y muy entretenida para los participantes. En un pequeño reducto de naturaleza, el pueblo de Guadarrama ha conseguido guardar para futuras generaciones y trocito de historia, un trocito de paz para sus vecinos, en el que poder ver cada año, como se muestra la naturaleza en una dehesa de ganado de toda la vida, y trasladarte en un simple paseo al pasado de los rebaños de ganado  que atravesaban la sierra por las Cañadas, y también a esas dehesas municipales llenas de vacas desde abril, aprovechando el fruto de estos hermosos y frondosos prados que en primavera, se llenan de hierba y ...también, de flores.
En este pequeño reducto podemos ver en primavera, toda la variedad de especies de flores que se dan en el robledal y en las fresnedas, desde las primeras flores amarillas que son las más tempranas, hasta las azules de las viboreras que son las últimas. Pasando por todo lo que hay en ellas, como los endrinos, los majuelos, los jacintos, las margaritas, las peonías y un montón de pequeñas flores que nos ofrecen un auténtico espectáculo de colores y también de olores y fragancias maravillosas como las de los majuelos cuando están en flor. También dentro de esta joya de la naturaleza que tenemos allí, la vida animal fluye con rapidez, y sin demasiados problemas, podemos ver los conejos correteando por los zarzales no muy lejos de sus madrigueras, incluso un zorro puedes encontrarte en cualquier esquina, poniéndose las botas con las crías que aún no saben esconderse a tiempo de los depredadores.

Si encima como el año pasado llevamos a un experto en ornitología y también con los insectos, y anfibios, no parece fácil salir de allí con tantas cosas que ver y que contar. Veremos si este año podemos contar de nuevo con esta persona que nos hizo disfrutar de la ruta como nunca. Por último, en esta dehesa, además de todo lo dicho, hay una fresneda maravillosa con ejemplares muy longevos de fresno,  que es digna de ver y de observar atentamente porque te va a sorprender. Por todas estas cosas, esta ruta no faltará nunca en las rutas de primavera, por increíble que parezca, en medio de un pueblo tan grande como Guadarrama, podemos decir que tenemos una joya de la naturaleza y un ejemplo de vegetación y fauna típica de las dehesas de la Sierra de Guadarrama,  que siguen existiendo en la zona y conservando muy bien las especies tanto animales como vegetales, además de usarlas el hombre para alimentar al ganado. No puede haber un lugar más completo en la zona, para poder observar todo esto en una mañana como este.
Pero la primavera sigue adelante por todos los ecosistemas de la Sierra de Guadarrama. A mediados de abril, los colores de las diferentes especies se van sucediendo, y no solo en las dehesas, también en los lugares más insospechados, encontramos alguna sorpresa. La siguiente ruta que titulamos como El alcornoque de la Serranilla, transcurre casi en su totalidad por vías pecuarias  por los municipios de Los Molinos, Guadarrama y Collado Mediano. Ya es interesante caminar por una cañada que puede tener más de un milenio de años, con sus conexiones intermedias como veredas y coladas, pero lo que buscaba en esta ruta no eran las vías pecuarias, sino más bien un ecosistema diferente a los ya visitados, y de los más escasos en la Sierra de Guadarrama.  En esta ruta caminaremos por un pequeño encinar que se encuentra en el cerro de La Serranilla,  y se une con los chaparrales de La Jarahonda y la zona de la estación de tren de Los Molinos. En esta zona de la sierra, las encinas se las llama chaparras, debido a su escaso porte, y se dan en muy pocos lugares formando un pequeño bosque como es este sitio. Porqué, pues todo tiene un porqué, la encina que es el árbol más representativo de la Península Ibérica y su bosque mediterráneo, tiene su habitat natural por debajo de los 600 metros, donde se dan las encinas más grandes y longevas de nuestro país.
Pero la encina sube por la rampa de la Sierra hasta las zonas limítrofes del robledal,en las zonas más expuestas al sol, y con menos suelo fértil, por lo que remonta hasta los pueblos serranos más bajos como Villaba o Alpedrete donde llegan a dominar zonas extensas de prados y cerrillos colindantes a las montañas más altas. Según van subiendo, son más escasas y dispersas, y más pequeñas. En Los Molinos y Collado Mediano , a unos 1000 metros de altitud, hay milagrosamente unos cerros que tienen un pequeño encinar muy bien conservado en medio de las fresnedas y los robledales, donde podemos ver como se defiende esta especie cerca de las montañas más altas, y como sobrevive en un clima que no es tan bueno para ellos como los llanos y dehesas más cálidas del sur de España.


Y pensaréis,  pero todo esto se puede ver en cualquier época del año, las encinas tienen hojas perennes y la primavera parece que no es especialmente colorida bajo sus cepas, pero como siempre, no es así. La naturaleza siempre nos sorprende y en este caso más aún. Mientras en la ruta damos la vuelta al cerro de La Serranilla, atravesamos este chaparral por dentro y podemos ver como es este ecosistema por dentro, pero en los aledaños de las carreteras y la vía pecuaria, el encinar va desapareciendo, cada vez más disperso, y nos encontramos con la vegetación que se asocia en este ecosistema con la encina.
 Subiendo hacia Los Molinos, tropezamos con un árbol muy bonito y muy grande, que parece una encina, pero, la forma de las ramas nos extraña pues no forman una copa redondeada como las encinas. Nos acercamos a él para ver sus hojas, que parecen encinas, y hay bellotas debajo de sus ramas,entonces que coño es esto... durante muchos años pensé que era una encina muy longeva, por que tenía una corteza muy rara, retorcida y diferente a las encinas. Parecía que se iba a caer a cachos, pero un día alguien me dijo que por allí había alcornoques y empecé a investigar. La corteza es rugosa y muy gorda, y la forma también se parecía a lo que vi en los libros, y el tronco si que era muy grande. Así que tras muchas vueltas, entendí que era un Alcornoque centenario que sobrevivía en un lugar rodeado de encinas con su corteza de caucho y un porte espléndido. Y que hace aquí un alcornoque??. Ya lo explicaré bien en la ruta, pero la verdad es que es un ejemplar precioso que bien merece el nombre de la ruta.
Siguiendo el camino cerca de la carretera hacia Los Molinos, vemos al fondo las cimas de La Peñota y Siete Picos, y un cerrillo morado totalmente,  la primavera en este lugar es muy interesante, y las flores cubren totalmente el terreno, los Cantuesos son enormes y están en flor, y son los que dominan el territorio donde las encinas van clareando, junto con las Jaras. Hay multitud de flores pequeñas muy vistosas y un aroma que te envuelve en todo el camino. Son las aromáticas que se dan especialmente en las zonas degradadas de los encinares, y aquí, los tomillos, los cantuesos y la Santolina entre otros, nos muestran sus aromas y nos agudizan los sentidos , unidos a las jaras, vas caminando medio embriagado por sus aromas. Y esto es lo que buscaba con esta ruta, una primavera llena de flores y de fragancias y de paso, visitar este precioso ejemplar de alcornoque.


viernes, 4 de marzo de 2016

RUTAS EL PRADO DE LUIS, RUTA POR EL VALLE DE LA FUENFRÍA NEVADO EN EL PARQUE NACIONAL DEL GUADARRAMA.




El invierno en el Guadarrama en lo que llevamos de 2016, estaba dando muestras de ser el más suave conocido hasta la fecha, desde que se tienen registros oficiales en la Sierra de Guadarrama. Resulta difícil entender esta suavidad extrema en los meses de Enero y Febrero, y la escasez de nieve en toda la zona, sino acudimos al consabido Cambio climático que avanza a pasos agigantados en lo que va de siglo, aunque todavía haya gente que no lo quiera ver. El caso es que este año, casi a finales de febrero, todavía no habíamos visto las cumbres de nuestras montañas nevadas de verdad,  durante más de uno o dos días, y esto unido a la falta de lluvia, hacía prever un verano complicado de sequía en nuestros pantanos y ríos. No se hablaba de otra cosa hasta hace solo unos días.


Visto el panorama, no habíamos perdido ni un día de ruta en todo el invierno, y desde El prado de Luis, estábamos preparando una nueva ruta invernal, pero sin nieve, por el Valle de La Fuenfría. Íbamos a realizar una travesía desde Las Dehesas de Cercedilla hasta El Puente de la Cantina, atravesando parte del Pinar de el Valle de la Fuenfría y parte del de Valsaín. Pero de repente, todo cambió. Esa semana empezó a llover a lo bestia, cayendo en un par de días más de 100 litros por M2 en varias zonas de nuestra sierra, y  en zonas altas más aún. Y parecía que al menos, la tendencia se rompía.  Pronto empezaron a bajar las temperaturas y a recordarnos la naturaleza que estábamos en invierno y que hasta el final, no se podía dar por acabada la estación. A la semana siguiente nevó algo, poca cosa, pero al menos se veían las montañas cercanas blancas. Así que tuvimos que aplazar la ruta prevista dos veces seguidas, por mal tiempo. Pero al menos, se veía un futuro prometedor. Y así fue, volvió a nevar,  esta vez algo más, y aunque en los pueblos fue muy poca cantidad, arriba en las zonas altas ya se veía mucho más blanco todo, así que tuvimos la suerte de que además, ese fin de semana, daban buen tiempo, y decidimos por fin, ir a ver la nieve que tan esquiva nos había sido en todo el invierno. Visitar el Valle de la Fuenfría siempre es una experiencia maravillosa, con sus frondosos pinares y rodeado de montañas por todos los lados, pero hacerlo recién nevado sería mucho mejor. De todos es conocido este lugar emblemático de la Sierra de Guadarrama, y la multitud de posibilidades de rutas que nos ofrece, y llegó el momento de plantearse por donde íbamos a ir, ya que, con el mono de nieve que había en el ambiente, imaginamos que coger sitio en la zona de Majavilán sería casi imposible salvo madrugón de primera, y que iba a estar todo a tope de coches y de gente. Decidimos pues, empezar nuestra ruta en Camorritos, que es un precioso lugar de Cercedilla, desde el cual, se puede acceder al Valle, a través de varias sendas estupendas, y con mucho menos gente. En todo tiene que pensar uno para hacer una ruta hoy en día por el Parque Nacional del Guadarrama, hay varias zonas muy masificadas  y muy mal comunicadas, con infraestructuras que aún, no son dignas del Parque Nacional. El caso es que fuimos sin problemas a Camorritos y desde allí salimos por el GR-10 que viene de Cercedilla por la vereda de las Encinillas que sube a Navarrolaque. Este es un lugar precioso, con un pinar magnífico que baja hasta los últimos chalets de esta curioso lugar que pertenece a Cercedilla. Como está muy alto, ya salimos con nieve desde el primer momento, a unos 1350 m. de altitud.
La senda de las Encinillas es un tramo del GR-10 muy vertical que une Camorritos con Navarrolaque,  el sendero transcurre bajo un denso pinar de Pino Silvestre en la zona baja del Pinar de Siete Picos. Hay otras sendas que salen del mismo lugar que son más tendidas pero más largas, y dependiendo del destino final del día, es mejor coger una y otra. En este caso , como mi idea era llegar cerca del Collado Ventoso, escogí esta que es más directa. Es bastante dificultosa pero en poco más de media hora puedes estar en Navarrolaque , una preciosa pradera a los pies de Siete Picos con unas vistas espectaculares sobre todo de esta montaña. Pero antes de llegar, hay varias paradas obligatorias en el camino. El recorrido es muy bonito, siempre bajo el pinar, pero de vez en cuando se asoma en miradores naturales  hacia Cercedilla y hacia Siete Picos, con una soberbia vista sobre esta montaña que es espectacular.
Al ser un día frío y con nieve, la subida se hace un poco más larga y pesada, pero cuando te quieres dar cuenta ya estás arriba, a unos 1700 m. La idea inicial que teníamos era acercarnos lo más posible a la vertiente norte de Siete Picos, para poder ver el paisaje espectacular de los pinos helados , cuando llevas a personas de ruta por algún lugar, tienes que diseñarla para que se disfrute lo más posible, de la belleza del lugar y sus paisajes, pero sobre todo siempre intentas estar cerca de la naturaleza y de los valores naturales que tiene el lugar, entendiendo su significado e intentando comprender el porque de las cosas, y este lugar tiene muchas cosas que ver y que explicar. No hace falta ir muy lejos ni hacer una ruta de alta montaña para eso pues todas estas cosas las puedes ver sin demasiado esfuerzo en este recorrido.

 En la nieve, sobre todo en las zonas poco pisadas, una de las cosas más curiosas y bonitas que puedes encontrar fácilmente son las huellas de los animales que andan siempre por allí. En un pinar, como este, cuando el hombre anda tan cerca, es muy difícil que estos animales se muestren ante nuestros ojos. Pero si observas con detenimiento el manto blanco, no es difícil ver huellas de sus habitantes, por que en la nieve, se queda siempre marcada la huella. En este caso vimos la huella y los rastros de los corzos buscando comida en estas circunstancias que no debe de ser nada fácil para ellos. Por otro lado, desde la propuesta de El prado de Luis, no entenderíamos andar por estos lugares sin pararse a disfrutar de los hermosos paisajes que nos brindan a cada momento las montañas que nos rodean y los detalles que vamos viendo por el camino.
Como dije antes, en los claros del bosque, que son pocos en esta zona, se abría ante nuestros ojos hermosos y espectaculares paisajes de nuestra sierra, como este en el que decidimos inmortalizar el momento, cada vez más cerca de los emblemáticos Siete Picos. Si no se para uno a contemplar estas cosas,  y a contar las curiosidades de la zona, de su vegetación o sus cimas, todo se convierte en algo rutinario, como si estuvieras paseando por una carretera o una calle de la ciudad o el pueblo. Puedes ver mil veces esta imagen, pero cada vez que vuelves por este lugar, sientes la llamada de la naturaleza y de la montaña, y al menos un servidor, no puede pasar de largo sin pararme a pensar por un momento, en lo bonito que es este paisaje, y en lo que siento cada vez que me fijo en esta preciosa montaña, que adoro desde pequeño, cuando pensaba que nunca, estaría tan cerca de ella, y menos con nieve. Ahora me siento feliz cada vez que lo hago. 

Al final llegamos sin problema a la Pradera de Navarrolaque. Allí junto a unas piedras nos tomamos algo para reponer fuerzas y , antes de irnos y seguir camino, nos tiramos varias fotos de este lugar donde tenemos una preciosa vista de Los Siete Picos, muy cerca. Tan cerca , tan cerca que desde allí te parecen enormes. Como se ve en la foto, estaba todo blanco, menos los pinos, que al subir las temperaturas, enseguida pierden el hielo de sus ramas.
 Este lugar es un cruce de caminos importante, allí nos incorporamos a La Carretera de La República , otro camino importante de este Valle de La Fuenfría, que es una pista de tierra ancha, que se construyó con la idea de unir Cercedilla con La Granja y Segovia en la segunda década del siglo XX cuando la república era el sistema de gobierno en España.
Pero de este lugar, también sale el Camino a Siete Picos, La Senda Herreros, La Vereda de las Encinillas que es la que nosotros traíamos, El GR-10 que durante un tramo coincide con la Carretera de la República, y muy cerca, están también los miradores de Vicente Alexandre y Luis Rosales, que son una auténtica belleza de lugares y con unos paisajes preciosos sobre Cercedilla y el Valle del Guadarrama. Además de la literatura y su historia, el mirador de los poetas es uno de los lugares más conocidos de la Sierra de Guadarrama. No me voy a extender más porque este lugar necesita una publicación especial , y hoy solo vamos de paso. Por último, también sale de aquí la  Senda Victory que baja a la Ducha de Los Alemanes. Casi nada, a cual más bonito. Desde aquí tenemos unas magníficas vistas de los Siete Picos como he dicho antes, y del Montón de Trigo entre otras muchas montañas.


En cuanto llegamos a la pradera, vimos en algunos pinos silvestres este cartelito que indica que a partir de aquí, estamos en el Parque Nacional.  Está claro que al final se quedó solo en las cumbres, pero no se siente nada especial al saber que estás en un Parque Nacional, solo es algo subjetivo, un titulillo que otorga el hombre a un lugar, para preservarle de sus congéneres. Los valores ecológicos que tiene este bosque y otros muchos de la Sierra de Guadarrama son los mismos que los que pertenecen al parque nacional, solo que unos están dentro y otros no. De este tema también habría mucho de qué hablar. Pero lo que si que te queda claro desde este lugar es que es digno de serlo,  es un lugar muy especial y con un paisaje único.
Salimos de este precioso lugar siguiendo rumbo al Puerto de la Fuenfría, por la Carretera de la República que ahora es también el GR-10. Y a partir de aquí cambió todo en la ruta. A mi personalmente siempre me han gustado mucho más los senderos de montaña que las pistas anchas como esta. Y muchas veces se piensa que por ser pistas anchas no tienen el mismo valor natural ni las misma belleza que los senderos, pero he aquí que nosotros pudimos comprobar que este camino es un precioso camino lleno de sorpresas, con una belleza increíble, y unas vistas y paisajes realmente maravillosos y espectaculares.
No habíamos dado dos pasos cuando empezamos a ver cosas maravillosas y detalles de estar en la alta montaña. La casualidad o la suerte de que la semana anterior había habido una ola de frío importante, con muy bajas temperaturas que, ya en estas altitudes, son mucho más extremas, nos dio la posibilidad de poder disfrutar de los fenómenos que nos ofrece el hielo en la montaña. La nevada por un lado, la humedad, el agua que corría por todos los lados y el frío, nos alegraron la ruta y de qué manera. A cada paso que dábamos, era más bonito el rincón en el que nos encontrábamos.  Pequeñas cascadas de arroyos espontáneos petrificadas formando  estalactitas de hielo  precipitándose sobre las rocas enormes esculpidas cuando se hizo el camino hace casi 100 años. En otros lugares, escuchabas como el agua caminaba sin cesar por debajo del hielo, formando burbujas de aire en su caminar. A pesar de dar el sol en muchas de ellas, allí permanecían, formando bellas esculturas de hielo que nos dejaron boquiabiertos de lo bonitas que eran.
Pero era en las umbrías donde más fuerte se sentían los hielos, formas increíbles, carámbanos de 2 metros, en fin una auténtica pasada de camino y de recorrido. Solo fuimos hasta la Fuente de Ruiz Velasco, justo en el momento en el que se cruza con el camino Smith, otro de los más conocidos de la Sierra de Guadarrama. Unos 3 kms que se nos pasaron volando, disfrutando al máximo del momento y de los paisajes.






Una auténtica pared de hielo en una umbría donde no daba nunca el sol... preciosa obra de la naturaleza.

































Pero como no te vas a tirar una foto en un sitio así... imposible. Feliz y contentas mis compañeras de ruta posando ante este espectacular cascada de hielo.





Como se puede ver en las fotos, no nos defraudó en absoluto este tramo del camino. Fue espectacular y muy divertido. Tanto que se nos hizo corto, y muy entretenido.  Ya llegando al final de la ruta, como no íbamos a poder llegar a ver los pinos blancos que era mi objetivo, nos relajamos un poco y dimos por bueno el día de ruta, por lo mucho que nos había regalado la naturaleza en ese día, sin esperarlo, como pasa siempre, nunca puedes saber lo que va a pasar en la montaña, y si vas con una idea preconcebida normalmente , como siempre te equivocas.
Justo antes de llegar a la fuente, pasamos por el conocido Mirador de la Reina. Desde allí se divisa una estupenda vista del Valle de la Fuenfría entero. Solo hasta ese momento, pudimos contemplar todo el valle en su máximo esplendor, y algunos paisajes sobre las montañas que nos rodeaban, todavía ensimismados con lo que habíamos visto, comenzamos a disfrutar de los paisajes abiertos.
Las cumbres de la Peña del Águila y de La Peñota se ven altivas y blancas en su vertiente norte.

 El Collado de Marichiva, donde se llega desde el Puerto de La Fuenfría cogiendo a la izquierda la Calle Alta. Detrás se intuyen las cumbres de La Mujer Muerta.

Desde la Carretera de la República, una preciosa vista panorámica del Montón de Trigo que se levanta imponente como un perfecto pico cónico parecido a un montón de arena, de tierra o de Trigo...de ahí su nombre. Aunque tiene una leyenda muy bonita por la que se explica su nombre  y por qué. Aunque ya se sabe, que las leyendas... son solo eso, leyendas. En esta foto, a la izquierda del Montón de Trigo está el Cerro Minguete, con 2000 mts de altitud. El más grande, es el M. de Trigo que tiene 2160 m. y delante a la derecha se ve el Mirador de La Reina, en las faldas del Cerro Ventoso.


Una vez en la fuente, todo nevado claro está, comimos allí el merecido bocata, en un lugar precioso lleno de nieve con el sonido del agua corriendo. Allí charlamos de lo que habíamos visto en la ruta, de lo que habíamos sentido y de otras cosas. Un momento de relax a los pies del Collado Ventoso, y con unas inmejorables vistas sobre el sexto pico de Los Siete Picos, espectacular fotografía de este pico con todo helado a su alrededor, los pinos blancos, las piedras heladas en su cara norte, y en la sur, comenzando a verse sin nieve por la exposición al sol. Después de comer, tranquilamente volvimos con nuestros pasos anteriores, ya relajados y caminando tranquilos y sin perder la concentración por que en la nieve y el hielo nunca puedes relajarte, sobre todo en la bajada. Disfrutando otra vez de lo que habíamos visto antes, desde otra mirada distinta, ya sin pararnos en ningún sitio por que si no, no llegaríamos nunca al destino final. Contemplando los cielos azules intensos de la Sierra de Guadarrama, recortando las siluetas de nuestras hermosas montañas, mientras el viento frío nos pegaba en la cara, mostrándonos que en la montaña, nada es lo que parece, y que según avanza el día,  y la luz se apaga, el frío volverá a crear de nuevo esos carámbanos de hielo que tanto nos gustan,  y que aquí, cerca del cielo y de los elementos de la naturaleza, todo puede cambiar en un segundo, y pasar del día tan estupendo que tuvimos hoy, al frío intenso y fuertes vientos de una ola polar. Esta vez tuvimos suerte, que pudimos disfrutar de todo con esta maravillosa luz, y con la nieve, el agua, el hielo y los agentes externos cumpliendo su función. Al terminar la ruta, la paz llegó a nuestras almas, orgullosos de haber estado allí y de haberlo visto, y mientras tanto, solo en una semana los embalses de la Sierra ya estaban llenos de agua, rebosantes de alegría... así son las cosas en la Sierra de Guadarrama.


...y mientras el sol caía cada vez más rápido, quise tirar la última foto a La Peñota,  con los rayos del sol reflejándose sobre los hielos de la cara norte, que se ocultan a nuestra mirada, desde la vertiente madrileña, curtida por el sol, y con sorpresa ... a su espalda.