domingo, 20 de marzo de 2016

RUTAS DE PRIMAVERA DE EL PRADO DE LUIS 2016.



Las Rutas de Primavera de El Prado de Luis de este año 2016, son una propuesta meditada que pretende mostrar al participante a través de un paquete de 11 rutas guiadas e interpretadas, toda la explosión de los paisajes guadarrameños en esta preciosa estación que estamos a punto de comenzar. A través del tiempo, semana a semana visitaremos los lugares más espectaculares de la Sierra de Guadarrama en cada momento. No se debe mirar esta propuesta como algo individual, como rutas aisladas unas de otras, sino más bien como un entramado de momentos en los que entender mejor la naturaleza en esta zona, en los que profundizar un poco más de un simple paseo deportivo por los caminos del Guadarrama. Así, empezaremos las rutas de primavera bien entrado Marzo, justo antes de entrar en la primavera astral, en la estación propiamente dicha, visitando la explosión de color en miniatura de una especie endémica de la península ibérica, muy abundante en la Sierra de Guadarrama, que brota antes de que empiecen los brotes de los robledales  y salgan las hojas.
Son los Narcisos de Roca, una preciosidad en miniatura que por suerte, es muy abundante en Los Molinos en una zona en particular aunque los podemos ver en muchos sitios, cerca siempre del granito, en las rocas  o muy cerca de ellas, incluso a veces en las grietas entre unas y otras, con poca tierra, resguardados de los vientos dominantes y mirando siempre al sur, al sol, forman ramilletes muy hermosos de estas flores diminutas y frágiles que sin embargo son luminosas y muy hermosas, de color amarillo. Escribo esto cuando ya la hemos realizado, un día gris y lluvioso como siempre pues estas flores son tan tempranas que casi siempre las vemos con mal tiempo al no haber llegado los días templados de la primavera todavía.

A cambio, los arroyos saltarines y rebosantes nos alegraron el día, dando muestra de la belleza de los lugares donde se encuentran estas flores, y de paso, también pudimos disfrutar de otra especie de la misma familia, también muy bonita como los Narcisos pálidos, igualmente rupícola pero además se pueden ver en las praderas clareadas de los robledales, debajo de los cambroños y también en ramilletes llenos de flores amarillas un poco menos intensas que las de los de roca.

Desde un principio, pensé que la primavera en la Sierra, es algo más que floraciones de distintas especies, no se entendería las praderas verdes, llenas de flores sin los encharcados manantiales de las zonas altas. Cuando a los prados y dehesas llegan las aguas filtradas en los roquedos de las más altas cimas saturando el suelo de agua, en las zonas altas, los ríos y arroyos de montaña, recogen de los manantiales más altos sus aguas frías y cristalinas de la nieve acumulada en las cumbres, en pleno deshielo.


Este hecho evidente que todos los años ocurre, fue el que me llevó a proponer la segunda ruta de primavera, en las que vamos a visitar en la cuenca alta del río Manzanares la zona conocida como Los Chorros del Manzanares. Años de espera para conocer este paraje, me llevaron a ansiar su visita, y una vez que lo conocí, me enamoré de este hermoso salto de agua, vertiginoso y ruidoso salta el Manzanares salvando bloques enormes de granito, erosionado en las zonas donde el río se encajona entre salto y salto,formando preciosos rápidos y pozas inverosímiles típicas de las zonas graníticas.  Por eso son chorros y no cascadas, casi se podría decir que es un eterno sin fin de saltos de agua y pozas, en caída libre hacia la zona de La Charca Verde, donde el cauce se vuelve a insinuar entre bloques de granito  hasta volcar a la conocida charca tan utilizada por todos, y destrozada en verano por unos pocos desaprensivos, recientemente prohibido el baño para próximos veranos, por fin alguien puso algo de cordura al asunto.



No se me ocurre mejor momento que en este mes de marzo, final del invierno  comienzo de la primavera para visitarlo y compartir este lugar con otras personas amantes de la naturaleza que alucinen con nosotros al ver lo bonito y maravilloso que es el río Manzanares en su cauce alto. Nada es lo que parece y el que piense que este río no es merecedor de la capital es que no le conoce en su zona alta, donde nace, antes de enjaularle definitivamente en el Embalse de Santillana en Manzanares el Real.


Caminar por el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama por los caminos de La Pedriza es una experiencia única , siguiendo el río Manzanares por el borde occidental de este espacio te da la posibilidad de ver este maravilloso paraje desde fuera, muy cerca, pero desde fuera de toda esa maraña de piedras que se enreda en un sin fin de valles abruptos y laberintos de rocas  único en el mundo.
Dejamos ya el espacio protegido de La Pedriza, ahora Parque Nacional con la máxima figura de protección que existe, para hablar sobre la tercera ruta propuesta, en el corazón del Parque Nacional, para seguir ahondando en la idea del deshielo en el Guadarrama, intentando entender la importancia que tienen nuestras montañas y la relación directa que hay entre ellas, y el ciclo del agua que es el que da la vida a todo en  la zona.
No es solo la sierra el pulmón de la capital sino también es donde se recoge el agua necesaria para vivir en toda la comunidad, sin ella no podríamos sobrevivir más de 6 millones de personas que vivimos en Madrid. Todo esto no sería posible sin las precipitaciones que se producen en las montañas y especialmente las de nieve, en las zonas más altas del Guadarrama, como el Macizo de Peñalara o la Cuerda Larga por ejemplo. Por todo ello, y por la importancia que tiene, pensé en visitar el macizo de Peñalara, en la zona de la Laguna grande, donde podremos observar el deshielo primaveral de este enclave maravilloso. Este lugar es especialmente bonito en el final de la primavera. La Laguna está a más de 2000 mts de altitud a los pies del Circo glaciar de Peñalara, y recibe toda la nieve de la cuerda del Macizo de Peñalara y sus cornisas y de la zona del circo y la Laguna, nieve que se deshiela y va parar a la Laguna en su totalidad.
Como podría yo explicar lo que yo sentí cada vez que fui a este lugar en pleno deshielo. Es un lujazo poder ver insitu, como se forman los arroyos en la cabecera del Lozoya, vas caminando por la nieve aún sin derretir del todo, y escuchas como corren los torrentes primero y arroyos después por debajo de ti, dependiendo de cuando vayas, estarás caminando por encima de ellos con más de un metro de nieve por encima, La Laguna helada o medio deshelada, agua por todos los lados, nieve, hielo, cascadas en las paredes del circo, y por debajo en la hoya del Toril o de la Laguna grande, en el lugar en el que el glaciar arrasó todo a su paso, unos meandros en el arroyo preciosos forman turberas donde el agua no corre apenas o lo hace muy despacio. Un espectáculo maravilloso digno de ver, de escuchar y de sentir bajo tus pies. Si vienes a esta ruta, saldrás lleno de vida y lejos del estrés, tras haber vivido de cerca como se forman estos regatos, y arroyos que más tarde formarán junto con otros el río Lozoya.
La sensación es de haber estado en el lugar donde se forma todo en Madrid, vivir tan intensamente y tan cerca de los elementos principales de la naturaleza, te hace sentir feliz. Todo esto fue lo que me llevó a programar esta ruta, aunque es difícil acertar el momento más adecuado para hacerlo, dando por sentado que vayas cuando vayas va a ser diferente pero muy interesante la ruta siempre. En estos últimos años no hice esta ruta porque me centré más en las floraciones, pero, llevo tiempo dándole vueltas a este tema del deshielo y este año por fin, me he decidido a hacerla a primeros de Abril. Esta fecha puede ser un problema para el desarrollo de la ruta, al ser demasiado pronto este año, por la gran nevada que ha caído en el mes de Marzo, pero veremos en que estado está finalmente la zona para ver el deshielo.


Desde la nieve de Peñalara y el deshielo en la Laguna, justo debajo del techo de Madrid, para realizar la siguiente ruta nos vamos a bajar a los pueblos serranos, a buscar las sensaciones que nos van a provocar las floraciones masivas que empiezan a producirse en las zonas más bajas de la sierra. Dehesas y prados ya comienzan a recibir el fruto de las nieves y el deshielo, y también del agua que viene con la primavera, al subir poco a poco las temperaturas. Cuando apenas la primavera acaba de comenzar, en los prados y dehesas de la Sierra, comienza bullir la vida. En la Dehesa de Guadarrama, todo esto sucede muy pronto. Estamos a unos 900 metros de altitud, en medio del casco urbano donde la dehesa municipal ha logrado sobrevivir a las urbanizaciones y al progreso de los pueblos como el de Guadarrama.


Desde siempre me han llamado la atención las primeras floraciones en estos prados, que en cuestión de días se ponen amarillos. tapizados por esas primeras flores amarillas que, todas ellas juntas forman una alfombra mágica de flores. Ya llevamos en El Prado de Luis varios años haciendo esta ruta, y siempre ha resultado muy gratificante y muy entretenida para los participantes. En un pequeño reducto de naturaleza, el pueblo de Guadarrama ha conseguido guardar para futuras generaciones y trocito de historia, un trocito de paz para sus vecinos, en el que poder ver cada año, como se muestra la naturaleza en una dehesa de ganado de toda la vida, y trasladarte en un simple paseo al pasado de los rebaños de ganado  que atravesaban la sierra por las Cañadas, y también a esas dehesas municipales llenas de vacas desde abril, aprovechando el fruto de estos hermosos y frondosos prados que en primavera, se llenan de hierba y ...también, de flores.
En este pequeño reducto podemos ver en primavera, toda la variedad de especies de flores que se dan en el robledal y en las fresnedas, desde las primeras flores amarillas que son las más tempranas, hasta las azules de las viboreras que son las últimas. Pasando por todo lo que hay en ellas, como los endrinos, los majuelos, los jacintos, las margaritas, las peonías y un montón de pequeñas flores que nos ofrecen un auténtico espectáculo de colores y también de olores y fragancias maravillosas como las de los majuelos cuando están en flor. También dentro de esta joya de la naturaleza que tenemos allí, la vida animal fluye con rapidez, y sin demasiados problemas, podemos ver los conejos correteando por los zarzales no muy lejos de sus madrigueras, incluso un zorro puedes encontrarte en cualquier esquina, poniéndose las botas con las crías que aún no saben esconderse a tiempo de los depredadores.

Si encima como el año pasado llevamos a un experto en ornitología y también con los insectos, y anfibios, no parece fácil salir de allí con tantas cosas que ver y que contar. Veremos si este año podemos contar de nuevo con esta persona que nos hizo disfrutar de la ruta como nunca. Por último, en esta dehesa, además de todo lo dicho, hay una fresneda maravillosa con ejemplares muy longevos de fresno,  que es digna de ver y de observar atentamente porque te va a sorprender. Por todas estas cosas, esta ruta no faltará nunca en las rutas de primavera, por increíble que parezca, en medio de un pueblo tan grande como Guadarrama, podemos decir que tenemos una joya de la naturaleza y un ejemplo de vegetación y fauna típica de las dehesas de la Sierra de Guadarrama,  que siguen existiendo en la zona y conservando muy bien las especies tanto animales como vegetales, además de usarlas el hombre para alimentar al ganado. No puede haber un lugar más completo en la zona, para poder observar todo esto en una mañana como este.
Pero la primavera sigue adelante por todos los ecosistemas de la Sierra de Guadarrama. A mediados de abril, los colores de las diferentes especies se van sucediendo, y no solo en las dehesas, también en los lugares más insospechados, encontramos alguna sorpresa. La siguiente ruta que titulamos como El alcornoque de la Serranilla, transcurre casi en su totalidad por vías pecuarias  por los municipios de Los Molinos, Guadarrama y Collado Mediano. Ya es interesante caminar por una cañada que puede tener más de un milenio de años, con sus conexiones intermedias como veredas y coladas, pero lo que buscaba en esta ruta no eran las vías pecuarias, sino más bien un ecosistema diferente a los ya visitados, y de los más escasos en la Sierra de Guadarrama.  En esta ruta caminaremos por un pequeño encinar que se encuentra en el cerro de La Serranilla,  y se une con los chaparrales de La Jarahonda y la zona de la estación de tren de Los Molinos. En esta zona de la sierra, las encinas se las llama chaparras, debido a su escaso porte, y se dan en muy pocos lugares formando un pequeño bosque como es este sitio. Porqué, pues todo tiene un porqué, la encina que es el árbol más representativo de la Península Ibérica y su bosque mediterráneo, tiene su habitat natural por debajo de los 600 metros, donde se dan las encinas más grandes y longevas de nuestro país.
Pero la encina sube por la rampa de la Sierra hasta las zonas limítrofes del robledal,en las zonas más expuestas al sol, y con menos suelo fértil, por lo que remonta hasta los pueblos serranos más bajos como Villaba o Alpedrete donde llegan a dominar zonas extensas de prados y cerrillos colindantes a las montañas más altas. Según van subiendo, son más escasas y dispersas, y más pequeñas. En Los Molinos y Collado Mediano , a unos 1000 metros de altitud, hay milagrosamente unos cerros que tienen un pequeño encinar muy bien conservado en medio de las fresnedas y los robledales, donde podemos ver como se defiende esta especie cerca de las montañas más altas, y como sobrevive en un clima que no es tan bueno para ellos como los llanos y dehesas más cálidas del sur de España.


Y pensaréis,  pero todo esto se puede ver en cualquier época del año, las encinas tienen hojas perennes y la primavera parece que no es especialmente colorida bajo sus cepas, pero como siempre, no es así. La naturaleza siempre nos sorprende y en este caso más aún. Mientras en la ruta damos la vuelta al cerro de La Serranilla, atravesamos este chaparral por dentro y podemos ver como es este ecosistema por dentro, pero en los aledaños de las carreteras y la vía pecuaria, el encinar va desapareciendo, cada vez más disperso, y nos encontramos con la vegetación que se asocia en este ecosistema con la encina.
 Subiendo hacia Los Molinos, tropezamos con un árbol muy bonito y muy grande, que parece una encina, pero, la forma de las ramas nos extraña pues no forman una copa redondeada como las encinas. Nos acercamos a él para ver sus hojas, que parecen encinas, y hay bellotas debajo de sus ramas,entonces que coño es esto... durante muchos años pensé que era una encina muy longeva, por que tenía una corteza muy rara, retorcida y diferente a las encinas. Parecía que se iba a caer a cachos, pero un día alguien me dijo que por allí había alcornoques y empecé a investigar. La corteza es rugosa y muy gorda, y la forma también se parecía a lo que vi en los libros, y el tronco si que era muy grande. Así que tras muchas vueltas, entendí que era un Alcornoque centenario que sobrevivía en un lugar rodeado de encinas con su corteza de caucho y un porte espléndido. Y que hace aquí un alcornoque??. Ya lo explicaré bien en la ruta, pero la verdad es que es un ejemplar precioso que bien merece el nombre de la ruta.
Siguiendo el camino cerca de la carretera hacia Los Molinos, vemos al fondo las cimas de La Peñota y Siete Picos, y un cerrillo morado totalmente,  la primavera en este lugar es muy interesante, y las flores cubren totalmente el terreno, los Cantuesos son enormes y están en flor, y son los que dominan el territorio donde las encinas van clareando, junto con las Jaras. Hay multitud de flores pequeñas muy vistosas y un aroma que te envuelve en todo el camino. Son las aromáticas que se dan especialmente en las zonas degradadas de los encinares, y aquí, los tomillos, los cantuesos y la Santolina entre otros, nos muestran sus aromas y nos agudizan los sentidos , unidos a las jaras, vas caminando medio embriagado por sus aromas. Y esto es lo que buscaba con esta ruta, una primavera llena de flores y de fragancias y de paso, visitar este precioso ejemplar de alcornoque.


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